Por: Aníbal Díaz González
No estoy de acuerdo con el empleo infantil. Los niños a la escuela, al deporte y a obedecer a sus papás, así debe ser. ¡PERO! -en estas cuestiones siempre hay un ¡PERO!- si durante las vacaciones de verano los chilpayates se animan a poner una microempresa en lugar de pasarse horas aplastadotes frente a la tele o jugando con las barajitas del Yu-Gi-Oh!... a darle que es mole de olla. El ir adquiriendo experiencia laboral para más adelante crea y fortalece una mentalidad ahorrativa y disciplinada, lo cual a la larga favorecerá al infante en cuestión convirtiéndolo en un adulto que sabe administrar sus valores económicos y que le podrá brindar lo mejor a su familia.
Hace algunos días, conocí a un par de hermanitos -una niña como de 10 años y un niño tal vez un año más jóven- cerca de las oficinas de su periódico (osea éste). Juntos se turnaban para empujar el diablito en el que llevaban una garrafita sumergida en hielo para conservar una relativamente pequeña cantidad de raspa de limón (hielitos, yukis, nieve... no la del tío Simón), elaborada, aunque usted no lo crea, por ellos mismos. Al verme, el pequeñín no tardó en poner en práctica sus empíricas y primerizas habilidades mercadológicas:
-"¿Quiere nieve?" (¡Publicidad contundente y directa señores!)
-"¿De a cómo m'ijo?" (El mercado potencial, osea yo, reaccionó inmediatamente ante el calor y la sed).
-"De a dólar".
-"Órale pues. Pásame cinco pa' la banda".
Ni tarda, ni perezosa, ni floja, ni parsimoniosa, su socia consanguínea comenzó a preparar inmediatamente copito tras copito su mercancía en vasitos de unicel, contándolos uno a uno, para posteriormente demandar el pago correspondiente. Cerramos la transacción y los futuros Donald Trump o Carlos Slim continuaron su peregrinaje.
Después de esta bonita anécdota, me dispongo a lanzarle una agresiva pregunta a quienes en éstos momentos me hacen el favor de leerme: ¡¡¿POR QUÉ DEMONIOS HAY TANTO PEDICHE EN LAS CALLES?!! -bueno, acá les dicen 'homeless'. Si un par de niñitos de 9 y 10 años son capaces de 'ponerse a jalar' ¿por qué carajos el chavo afroamericano que siempre me pide 'twenty five cents, man' afuera de la lavandería a la que acostumbro a ir no puede?. O el hombre caucásico barbado que está siempre sentadote cerca de un refugio de la calle Lancaster en Fort Worth -completo, sano; vé, escucha y camina bien, no está débil- ¿él tampoco puede?. ¿O qué tal el paisano que me he encontrado un par de veces en el centro de Dallas pidiendo dinero 'pa regresarse pa su rancho porque no lo quisieron contratar'? -por lo menos debería de cambiar su historia-.
Vamos por partes: primero, hay que ser realistas. La verdad es que la mayoría de mis paisanos no tienen papeles y puede que uno que otro batalle para encontrar trabajo, pero esto no es justificante. No nos hagamos. Estados Unidos tiene lugar para una gran mayoría de los indocumentados, así que tarde o temprano un gran porcentaje consigue trabajo. Segundo, platiquemos acerca de quienes lo más seguro es que ni me van a pelar, pero es necesario mencionarlos: los gringos y los afroamericanos (aclaro: esto no tiene nada que ver con racismo, sino simplemente con mi punto de vista de acuerdo a mi experiencia). Quisiera que me respondieran esta pregunta: ¿Cómo es posible que Telésforo González, quién llegó desde Lázaro Cárdenas Michoacán, que viajó 15 o 20 horas hasta la frontera, quién ahora le debe a todos los prestamistas de su pueblo por haber pedido aquí y allá para juntar para el pollero, quién cuando cruzó el río casi se ahoga, quién estuvo a punto de toparse con los minutemen, quién estuvo buscando durante una semana quién lo pudiera emplear, quién ahora trabaja como barrendero por la mañana, mesero por la tarde y velador por la noche para en un año -si bien le vá- liquidar sus deudas; SÍ tenga trabajo y ustedes no?. Y ésto sólo es un caso hipotético mexicano... ¿qué me dicen de la gente que viene desde más lejos: Perú, Colombia, Venezuela, Argentina, Chile, o incluso desde otros contienentes?. Después de sortear millones de contratiempos están aquí, trabajando, ¡y ustedes no!. Ustedes tuvieron la fortuna de nacer aquí, en la tierra de las oportunidades, del "American Dream"... ¡aprovechen!. Parafraseando escencialmente a Carlos Mencía, un comediante que tiene un programa en la TV por cable: "No estudiaste, no te esforzaste, no te quejes. No quieras pedir el empleo del año o algo así". ¡Levántense y hagan algo con sus vidas!.
La mayoría de los empleos que los paisanos hacen acá son pesados, agotadores, extenuantes. Pero son precisamente eso, empleos: honrados, orgullosos, redituables... quiénes los desempeñan pueden caminar con la frente en alto y decir "con el sudor de mi frente y con mis callosas manos, Dios (Alá, Jehová, Buda, usted escoja) me está dando la oportunidad y posibilidad de mantener a mi familia".
¿Qué podrían contarme el caucásico barbado y el chavo "25 cents"?. Que si las drogas, que si sus problemas familiares, que si los 'amigos'... que qué se yo. De acuerdo, la vida no es siempre tan bonita como quisiéramos, y una que otra vez y en distinto grado todos caemos en desgracia, pero de nuevo, ésto no es justificante. PONGANSE A JALAR (o pa' que me entiendan: GET A JOB GODDAMMIT!).
Pasando a otro asunto, el mundo de los 'paisas' no está conformado sólo por cualidades, también tenemos defectos, y muchos (¡ ya dejen de tirar pañales usados y romper botellas en los estacionamientos de bazares y supermercados por favor!) pero esa es harina de otro costal, lo platicaremos en otra ocasión. Por lo pronto, mis felicitaciones para todos aquellos que tengan trabajo (no importa la raza, color, nacionalidad, edad, discapacidad o situación legal). GRACIAS POR SER RESPONSABLES Y MANTENER A SUS FAMILIAS. Hace falta mucho valor para hacer todo lo que ustedes hasta el momento han podido lograr.
sábado, 2 de diciembre de 2006
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