Medio millón de personas asisten a la 'Mega-Marcha' para exigir una reforma migratoria justa, el evento concluye sin percances ni agresiones
Por: Aníbal Díaz González
Habitantes de la ciudad de todas las razas y edades. Líderes comunitarios. Dirigentes religiosos. Representantes políticos. Estudiantes con una mentalidad corregida y canalizada a una causa común. Sume todos estos factores para obtener como resultado la que fue, presumiblemente, la marcha por los derechos civiles de los inmigrantes más grande en la historia del Estado de Texas. Las cifras oficiales indican una asistencia de entre 350,000 y 500,000 personas, pero, sea cual fuere la cantidad exacta, el entusiasmo sobrepasó cualquier cálculo estadístico para ése día.
La 'amenaza' ya había sido planteada una semana antes. "Vamos a hacer la megamarcha el próximo domingo 9 de abril a la 1 de la tarde para hacerle saber al Gobierno que aquí estamos, no nos vamos y que queremos una reforma que beneficie a todos los inmigrantes", dijeron en síntesis los organizadores de la protesta, entre ellos el abogado local Domingo García y Héctor Flores, dirigente nacional de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC). Y así fue.
La gente fue citada a las 12:00 del mediodía en la Catedral de la Virgen de Guadalupe, pero desde horas antes cientos de personas ya habían llegado al lugar y los autobuses y trenes del sistema DART seguían arribando prácticamente a más del 100% de su capacidad y desempeño. Las cuadras aledañas al santuario estaban repletas de un mar de camisetas blancas, banderas de barras y estrellas y carteles en pro-de la inmigración. En ésta última forma de expresión hubo de todo. Los carentes de imaginación, "Un día sin hispanos"; los cortos y sentimentales, "Ayúdenme a reunirme con mi madre"; los realistas, "Sin los hispanos, este país se va para abajo"; los de verdades chuscas, "Si me echas para atrás, me regreso mañana", y hasta los de referencias históricas mezclados con imágenes de películas animadas, "Pocahontas era nativa americana. John Smith era el inmigrante".
La presión y los ánimos iban en aumento, así que 8 minutos antes de lo previsto Domingo García tomó un altavoz para indicar el inicio de la marcha y la multitud a sus espaldas encabezada por él mismo y otros líderes comunitarios como el consejal Steve Salazar, el representante Roberto Alonzo y la activista Adelfa Callejo, emprendió el recorrido de casi una milla y media hasta el edificio del ayuntamiento de la Ciudad de Dallas. La manifestación se realizó entre un ambiente pacífico, un clima ideal y cientos de voluntarios que se la pasaron registrando personas para votar. Las calles que formaron parte del recorrido estuvieron flanqueadas por activos paleteros, personas bienintencionadas y comerciantes improvisados dedicados a saciar la sed, mitigar el hambre y mermar el calor y el cansancio de los participantes.
Elementos de la policía local estuvieron al pendiente de la marcha en todo momento. Este factor, sumado a la impecable organización y al comportamiento ejemplar de los asistentes contribuyó de manera importante para que la protesta culminara sin saldo rojo. De hecho, sólo ocurrió un percance menor: un pequeño grupo antiinmigrante atrincherado frente al edificio gubernamental fue agredido por un grupo de participantes de la marcha, pero la policía actuó inmediatamente y el incidente no pasó a mayores.
Una vez congregada la multitud en la explanada del Dallas City Hall inició el protocolo propio de todo evento cívico americano: el juramento a la bandera a cargo de dos estudiantes de primaria, Carolina y Abraham; y una plegaria al cielo de parte de un sacerdote, el Padre Pablo Rico. Luego, los organizadores dieron rienda suelta a sus discursos.
"Esta nación fue fundada sobre la idea de que todos los hombres fueron creados iguales", señaló García, quien además fungió como maestro de ceremonias del evento. "Pero los inmigrantes se topan con faltas de respeto, salarios bajos, no pueden nisiquiera aplicar para obtener una licencia... ¡¿Quién quiere ser americano?!", gritó el abogado, arengando a la multitud. "Nosotros también tenemos un sueño... los inmigrantes están construyendo en Ground Zero, levantan New Orleans después de Katrina, hacen los rascacielos, ¡estamos construyendo América!".
El Consejal Steve Salazar fue el siguiente en tomar la palabra y recordó anécdotas de su familia, especialmente de sus padres, para inspirar a su audiencia. "Mi papá nació en Guanajuato. Él trabajó como muchos de ustedes, y en Texas se casó con mi mamá. Él obtuvo la ciudadanía hasta que cumplió 75 años y logró su sueño. Nosotros debemos luchar por nuestro futuro y por el de nuestros hijos, por sus sueños, queremos justicia, legalización y que nuestras familias permanezcan unidas", dijo Salazar, quien culminó sus palabras de manera enérgica y tradicional con un "aquí estamos y no nos vamos... ¡Y QUE VIVA LA RAZA!".
A pesar de la controversia entre algunos sectores de la comunidad angolamericana, la iglesia católica también tuvo su representante en la marcha en la persona del Obispo Charles Victor Grahmann, quien les dio la bienvenida a los manifestantes y se dirigió a ellos diciendo que "éste es un país de inmigrantes, y hoy estamos aquí para exigir el respeto que todos merecen... ¡Necesitamos más inmigrantes!" comentó el entusiasta clérigo, encendiendo aún más los ánimos de los ahí congregados. "Los inmigrantes llegan con sus talentos y tradiciones y crean este hermoso país que es EUA. La responsabilidad de la iglesia es ayudarles y asistirlos, como dicen las palabras de San Mateo: 'Yo era un extraño, pero aún así me ayudaste'. (...) Ustedes son el futuro de los Estados Unidos, los necesitamos... ¡Que viva la reforma comprensiva, la Virgen y los Estados Unidos de Norteamérica", puntualizó el obispo.
Hector Flores, por su parte, remarcó los planes del 'día de no gastar ni un centavo', y el paro nacional programado para el 1o de mayo. "El lunes (10 de abril) es un día en el que no se compra nada. (...) ¡Hoy marchamos, mañana votamos y luego boicoteamos!", dijo el líder. "No permitiremos los abusos para las madres y los padres que trabajan duro... ahora los quieren hacer criminales, ¡qué vergüenza!. Demandamos respeto y lo obtendremos, queremos una parte del sueño americano y nos lo estamos ganando". Flores también lanzó una crítica hacia las políticas bélicas del Gobierno Federal indicando que ningún terrorista tenía apellido latino, pero que los soldados que regresan muertos de Irak sí son descendientes de hispanos, y además dijo que no falta mucho tiempo para que "tomemos nuestro lugar en la mesa de la democracia americana. Nuestros hijos estarán en las sillas del poder, serán Alcaldes de la Ciudad, Gobernadores de nuestro Estado y ocuparán la Casa Blanca en poco tiempo".
Después de la intevención de Flores, García tomó nuevamente el micrófono para anunciar emocionado los cálculos de asistencia de la policía. "¡Logramos juntar 500,000 personas en la marcha! ¡Esta es la marcha más grande de los derechos civiles de los inmigrantes en la historia del Estado de Texas!", expresó a todo pulmón el abogado, mientras que él, sus compañeros y la multitud celebraban la hazaña al compás de "De paisano a paisano", canción de los Tigres del Norte, que salía de los altavoces usados por los dirigentes.
En la serie de discursos también participaron gente como Adelfa Callejo y Gustavo Jimenez, el adolescente que envió el e-mail que inició las protestas de estudiantes, y quién invitó a los jóvenes a estar mejor informados acerca del objetivo de las protestas y a comportarse de manera adecuada después de las numerosas críticas a su movimiento cuando algunos de sus compañeros jugaron en la fuente del ayuntamiento de la ciudad días atrás.
El evento llegó a su fin cerca de las 16:00 horas, cuando todos los presentes interpretaron al unísono el himno "God Bless América".
Por: Aníbal Díaz González
Habitantes de la ciudad de todas las razas y edades. Líderes comunitarios. Dirigentes religiosos. Representantes políticos. Estudiantes con una mentalidad corregida y canalizada a una causa común. Sume todos estos factores para obtener como resultado la que fue, presumiblemente, la marcha por los derechos civiles de los inmigrantes más grande en la historia del Estado de Texas. Las cifras oficiales indican una asistencia de entre 350,000 y 500,000 personas, pero, sea cual fuere la cantidad exacta, el entusiasmo sobrepasó cualquier cálculo estadístico para ése día.
La 'amenaza' ya había sido planteada una semana antes. "Vamos a hacer la megamarcha el próximo domingo 9 de abril a la 1 de la tarde para hacerle saber al Gobierno que aquí estamos, no nos vamos y que queremos una reforma que beneficie a todos los inmigrantes", dijeron en síntesis los organizadores de la protesta, entre ellos el abogado local Domingo García y Héctor Flores, dirigente nacional de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC). Y así fue.
La gente fue citada a las 12:00 del mediodía en la Catedral de la Virgen de Guadalupe, pero desde horas antes cientos de personas ya habían llegado al lugar y los autobuses y trenes del sistema DART seguían arribando prácticamente a más del 100% de su capacidad y desempeño. Las cuadras aledañas al santuario estaban repletas de un mar de camisetas blancas, banderas de barras y estrellas y carteles en pro-de la inmigración. En ésta última forma de expresión hubo de todo. Los carentes de imaginación, "Un día sin hispanos"; los cortos y sentimentales, "Ayúdenme a reunirme con mi madre"; los realistas, "Sin los hispanos, este país se va para abajo"; los de verdades chuscas, "Si me echas para atrás, me regreso mañana", y hasta los de referencias históricas mezclados con imágenes de películas animadas, "Pocahontas era nativa americana. John Smith era el inmigrante".
La presión y los ánimos iban en aumento, así que 8 minutos antes de lo previsto Domingo García tomó un altavoz para indicar el inicio de la marcha y la multitud a sus espaldas encabezada por él mismo y otros líderes comunitarios como el consejal Steve Salazar, el representante Roberto Alonzo y la activista Adelfa Callejo, emprendió el recorrido de casi una milla y media hasta el edificio del ayuntamiento de la Ciudad de Dallas. La manifestación se realizó entre un ambiente pacífico, un clima ideal y cientos de voluntarios que se la pasaron registrando personas para votar. Las calles que formaron parte del recorrido estuvieron flanqueadas por activos paleteros, personas bienintencionadas y comerciantes improvisados dedicados a saciar la sed, mitigar el hambre y mermar el calor y el cansancio de los participantes.
Elementos de la policía local estuvieron al pendiente de la marcha en todo momento. Este factor, sumado a la impecable organización y al comportamiento ejemplar de los asistentes contribuyó de manera importante para que la protesta culminara sin saldo rojo. De hecho, sólo ocurrió un percance menor: un pequeño grupo antiinmigrante atrincherado frente al edificio gubernamental fue agredido por un grupo de participantes de la marcha, pero la policía actuó inmediatamente y el incidente no pasó a mayores.
Una vez congregada la multitud en la explanada del Dallas City Hall inició el protocolo propio de todo evento cívico americano: el juramento a la bandera a cargo de dos estudiantes de primaria, Carolina y Abraham; y una plegaria al cielo de parte de un sacerdote, el Padre Pablo Rico. Luego, los organizadores dieron rienda suelta a sus discursos.
"Esta nación fue fundada sobre la idea de que todos los hombres fueron creados iguales", señaló García, quien además fungió como maestro de ceremonias del evento. "Pero los inmigrantes se topan con faltas de respeto, salarios bajos, no pueden nisiquiera aplicar para obtener una licencia... ¡¿Quién quiere ser americano?!", gritó el abogado, arengando a la multitud. "Nosotros también tenemos un sueño... los inmigrantes están construyendo en Ground Zero, levantan New Orleans después de Katrina, hacen los rascacielos, ¡estamos construyendo América!".
El Consejal Steve Salazar fue el siguiente en tomar la palabra y recordó anécdotas de su familia, especialmente de sus padres, para inspirar a su audiencia. "Mi papá nació en Guanajuato. Él trabajó como muchos de ustedes, y en Texas se casó con mi mamá. Él obtuvo la ciudadanía hasta que cumplió 75 años y logró su sueño. Nosotros debemos luchar por nuestro futuro y por el de nuestros hijos, por sus sueños, queremos justicia, legalización y que nuestras familias permanezcan unidas", dijo Salazar, quien culminó sus palabras de manera enérgica y tradicional con un "aquí estamos y no nos vamos... ¡Y QUE VIVA LA RAZA!".
A pesar de la controversia entre algunos sectores de la comunidad angolamericana, la iglesia católica también tuvo su representante en la marcha en la persona del Obispo Charles Victor Grahmann, quien les dio la bienvenida a los manifestantes y se dirigió a ellos diciendo que "éste es un país de inmigrantes, y hoy estamos aquí para exigir el respeto que todos merecen... ¡Necesitamos más inmigrantes!" comentó el entusiasta clérigo, encendiendo aún más los ánimos de los ahí congregados. "Los inmigrantes llegan con sus talentos y tradiciones y crean este hermoso país que es EUA. La responsabilidad de la iglesia es ayudarles y asistirlos, como dicen las palabras de San Mateo: 'Yo era un extraño, pero aún así me ayudaste'. (...) Ustedes son el futuro de los Estados Unidos, los necesitamos... ¡Que viva la reforma comprensiva, la Virgen y los Estados Unidos de Norteamérica", puntualizó el obispo.
Hector Flores, por su parte, remarcó los planes del 'día de no gastar ni un centavo', y el paro nacional programado para el 1o de mayo. "El lunes (10 de abril) es un día en el que no se compra nada. (...) ¡Hoy marchamos, mañana votamos y luego boicoteamos!", dijo el líder. "No permitiremos los abusos para las madres y los padres que trabajan duro... ahora los quieren hacer criminales, ¡qué vergüenza!. Demandamos respeto y lo obtendremos, queremos una parte del sueño americano y nos lo estamos ganando". Flores también lanzó una crítica hacia las políticas bélicas del Gobierno Federal indicando que ningún terrorista tenía apellido latino, pero que los soldados que regresan muertos de Irak sí son descendientes de hispanos, y además dijo que no falta mucho tiempo para que "tomemos nuestro lugar en la mesa de la democracia americana. Nuestros hijos estarán en las sillas del poder, serán Alcaldes de la Ciudad, Gobernadores de nuestro Estado y ocuparán la Casa Blanca en poco tiempo".
Después de la intevención de Flores, García tomó nuevamente el micrófono para anunciar emocionado los cálculos de asistencia de la policía. "¡Logramos juntar 500,000 personas en la marcha! ¡Esta es la marcha más grande de los derechos civiles de los inmigrantes en la historia del Estado de Texas!", expresó a todo pulmón el abogado, mientras que él, sus compañeros y la multitud celebraban la hazaña al compás de "De paisano a paisano", canción de los Tigres del Norte, que salía de los altavoces usados por los dirigentes.
En la serie de discursos también participaron gente como Adelfa Callejo y Gustavo Jimenez, el adolescente que envió el e-mail que inició las protestas de estudiantes, y quién invitó a los jóvenes a estar mejor informados acerca del objetivo de las protestas y a comportarse de manera adecuada después de las numerosas críticas a su movimiento cuando algunos de sus compañeros jugaron en la fuente del ayuntamiento de la ciudad días atrás.
El evento llegó a su fin cerca de las 16:00 horas, cuando todos los presentes interpretaron al unísono el himno "God Bless América".
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